Este versículo destaca la división de responsabilidades entre los israelitas, enfocándose en los roles de los levitas y los sacerdotes. Dios designa a los levitas para que asistan a Aarón y a sus hijos, quienes son los sacerdotes, en sus deberes sagrados. El tabernáculo, también conocido como la tienda de reunión, es el lugar central de adoración y la morada de la presencia de Dios entre su pueblo. Los levitas tienen la tarea de cuidar de él, asegurando que todo esté en orden para la adoración y los sacrificios. Esta división del trabajo enfatiza la importancia de la comunidad y la necesidad de que cada persona contribuya de acuerdo a su llamado y dones.
La instrucción de que nadie más se acerque subraya la santidad del tabernáculo y la necesidad de reverencia al acercarse a Dios. También sirve como un recordatorio de los límites establecidos por Dios para mantener el orden y la santidad. Este versículo nos enseña sobre el valor de servir en nuestros roles designados y la importancia de respetar la sacralidad de los espacios de adoración. Nos anima a trabajar juntos en unidad, cada uno cumpliendo su parte en la misión más grande de servir a Dios y a su pueblo.