En este versículo, el salmista convoca a alabar al Señor, el Dios de Israel, enfatizando su existencia eterna. La frase "de siglo en siglo" subraya la naturaleza intemporal de Dios, quien existe más allá de las limitaciones del tiempo. Esta perspectiva eterna invita a los creyentes a considerar el carácter inmutable y perdurable de Dios. La llamada a que todo el pueblo diga "Amén" es una invitación a afirmar y participar en esta alabanza, creando un sentido de comunidad y fe compartida entre los creyentes.
"Amén" es una palabra de acuerdo que significa "así sea", y su uso aquí significa un reconocimiento colectivo de la grandeza de Dios. Al alentar a todos a unirse en alabanza, el versículo destaca la importancia de la unidad en la adoración y el poder de la fe comunitaria. Este llamado a la alabanza no es solo un acto personal, sino uno comunitario, recordando a los creyentes la fuerza que se encuentra en la adoración compartida. En última instancia, el versículo inspira un espíritu de gratitud y reverencia, animando a los creyentes a honrar continuamente la presencia y soberanía eterna de Dios.