Dios es nuestro protector constante, siempre presente para cuidarnos y guiarnos. Como una sombra que nunca se aparta de nosotros, su presencia nos brinda seguridad y consuelo. No importa las dificultades que enfrentemos, podemos confiar en que Dios está a nuestro lado, protegiéndonos y dándonos fuerza.
En momentos de incertidumbre y miedo, recordar que Dios es nuestra sombra a nuestra mano derecha puede darnos una paz inmensa. Nos recuerda que no estamos solos y que su amor y protección son inquebrantables. Esta certeza puede transformar nuestra perspectiva y darnos valor para enfrentar cualquier desafío.