El Salmo 128 es un himno que celebra las bendiciones de Dios sobre el hogar y la familia del justo. Comienza con una declaración de que bienaventurado es el que teme al Señor y camina en Sus caminos. A lo largo del salmo, se describen las características del hombre justo, quien es generoso, compasivo y firme en su fe. La imagen de la esposa como una vid fructífera y los hijos como plantas de olivo resalta la belleza de la familia y la bendición de la descendencia. A medida que avanza, se enfatiza que la paz y la bendición de Dios son el resultado de vivir en Su temor. Este salmo culmina en una súplica por la paz de Jerusalén, recordando que la bendición de Dios se extiende a toda la comunidad. Este salmo invita a los creyentes a vivir en obediencia a Dios y a reconocer las bendiciones que Él otorga a sus familias.
Salmos capítulo 128
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