El Salmo 22 es uno de los salmos más profundos y conmovedores, donde David expresa su sufrimiento y angustia en medio de la adversidad. Comienza con un clamor desgarrador: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?'. Este salmo capta la esencia del dolor humano y la sensación de abandono, reflejando la lucha interna de David mientras enfrenta enemigos y sufrimiento. A medida que avanza, David recuerda las obras de Dios en el pasado y su confianza en la fidelidad divina. A pesar de su angustia, el salmo también anticipa la redención y la victoria, proclamando que Dios no desampara a los que le buscan. Este salmo es notable por su conexión profética con el sufrimiento de Cristo en la cruz, donde las palabras de David resuenan en el corazón del Nuevo Testamento. Al final, David expresa su esperanza en que su sufrimiento dará lugar a la alabanza y la adoración, invitando a las generaciones futuras a glorificar a Dios.
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