El Salmo 37 es un sabio consejo de David que anima a los justos a confiar en Dios y a no envidiar a los malvados. Comienza con una advertencia contra la envidia hacia aquellos que prosperan en la maldad, recordando que su éxito es efímero. A lo largo del salmo, David exhorta a los fieles a confiar en el Señor, a hacer el bien y a deleitarse en Su presencia. La promesa de que Dios concederá los deseos del corazón de aquellos que se entregan a Él es un tema central. David también enfatiza la importancia de la paciencia y la perseverancia, asegurando que los justos heredarán la tierra y disfrutarán de paz. Este salmo destaca la justicia divina, donde se asegura que los malvados serán destruidos, mientras que los justos serán sostenidos por el Señor. La imagen de Dios como un refugio y protector se repite, ofreciendo consuelo a los que enfrentan la adversidad. Este salmo invita a los creyentes a mantener su fe en Dios, confiando en que Su justicia prevalecerá y que la recompensa de la fidelidad es eterna.
Salmos capítulo 37
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- Salmos 37:19
- Salmos 37:20
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