En esta escena vívida, el templo está envuelto en humo, simbolizando la presencia inspiradora de Dios. El humo a menudo significa la presencia y gloria divina, como se ve en otros relatos bíblicos, como la dedicación del templo de Salomón. Aquí, representa el poder y la santidad de Dios, llenando el templo como una manifestación de Su majestad. La restricción de entrada al templo hasta que se completen las siete plagas resalta la gravedad del juicio de Dios. Significa un tiempo en el que los propósitos de Dios se están cumpliendo sin interrupción, subrayando Su control sobre los eventos del mundo. Esta imagen sirve como un recordatorio de la autoridad suprema de Dios y la certeza de Sus planes. Se anima a los creyentes a reconocer la soberanía de Dios y a encontrar consuelo en Su naturaleza justa y recta. Este pasaje invita a reflexionar sobre la seriedad del juicio divino y la certeza de que los propósitos de Dios se cumplirán en Su perfecto tiempo.
Y el templo se llenó de humo de la gloria de Dios, y de su poder; y nadie podía entrar en el templo, hasta que fuesen consumados los siete plagas de los siete ángeles.
Apocalipsis 15:8
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