En este versículo, hay un mensaje profundo de esperanza y transformación. Habla del poder de la gracia de Dios para redefinir relaciones e identidades. Aquellos que alguna vez fueron vistos como ajenos, que no pertenecían a Dios, ahora son reconocidos como Sus amados hijos. Esto refleja la naturaleza inclusiva del amor de Dios, que trasciende barreras y prejuicios humanos. El versículo utiliza la imagen de ser llamados 'hijos del Dios viviente', lo que significa una relación profunda y personal con un Dios que está activo y presente. Esta promesa de inclusión es un tema central en el cristianismo, enfatizando que el amor de Dios está disponible para todos, sin importar su pasado o antecedentes. Asegura a los creyentes que la gracia de Dios puede traer una nueva identidad y pertenencia, ofreciendo un nuevo comienzo y un lugar dentro de Su familia. Este mensaje anima a los cristianos a abrazar a los demás con la misma apertura y amor que Dios muestra, fomentando una comunidad que refleje Su naturaleza inclusiva y redentora.
Y en el lugar donde se les dijo: No sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente.
Romanos 9:26
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