La compasión y el cuidado por los huérfanos y las viudas son virtudes fundamentales en la fe. Al actuar como un padre para los huérfanos y un esposo para las viudas, se emula el amor y la misericordia de Dios. Este acto de bondad no solo ayuda a los necesitados, sino que también fortalece nuestro vínculo con Dios, quien nos amará y cuidará en retorno.
Ser un protector y un apoyo para aquellos que han perdido a sus seres queridos es una forma tangible de expresar nuestra fe. Nos llama a salir de nuestra zona de confort y a ofrecer amor desinteresado, recordándonos que todos somos hijos de un mismo Padre celestial. Al hacerlo, nos alineamos con los valores divinos y recibimos bendiciones que superan nuestras expectativas.