El mensaje de salvación de Dios, que antes era un misterio, ahora se revela en el momento adecuado. Esta revelación se produce a través de la predicación, una tarea encomendada a ciertos individuos por mandato divino. Este pasaje subraya la importancia del tiempo divino y el papel de aquellos llamados a compartir la palabra de Dios. Refleja la creencia de que Dios tiene un plan específico sobre cuándo y cómo se revelan Sus verdades. Además, destaca la responsabilidad de quienes son llamados a predicar, ya que se les confía un deber sagrado de comunicar el mensaje de Dios al mundo.
Este pasaje tranquiliza a los creyentes sobre la orquestación divina en el desarrollo del plan de Dios. Enfatiza que Dios elige el momento adecuado para revelar Sus verdades y que utiliza a las personas como instrumentos para llevar a cabo Su voluntad. El versículo anima a los cristianos a confiar en el tiempo de Dios y a ser fieles en su llamado para compartir Su mensaje. También sirve como un recordatorio del poder y la importancia de la predicación en la difusión del evangelio y en llevar luz al mundo.