Al entrar en la ciudad de Ecbatana, Tobías y su compañero son recibidos calurosamente por Ragüel y su familia. Este acto de hospitalidad es un tema central en muchas narrativas bíblicas, que enfatiza la importancia de dar la bienvenida a los extraños y mostrar bondad. Sara, la hija de Ragüel, es la primera en saludarlos, lo que no solo refleja las tradiciones culturales de hospitalidad, sino que también anticipa su papel significativo en la historia. Este encuentro va más allá de un simple saludo; es una cita divina orquestada por Dios. La hospitalidad mostrada por la familia de Ragüel nos recuerda las bendiciones que provienen de ser abiertos y generosos con los demás. Tales actos de bondad pueden llevar a resultados inesperados y maravillosos, ya que los planes de Dios a menudo se despliegan a través de las interacciones humanas. Este pasaje nos anima a aprovechar las oportunidades para mostrar hospitalidad, ya que pueden conducir a experiencias transformadoras y bendiciones divinas en nuestras propias vidas.
Y cuando llegaron a la casa de Ragüel, Ragüel los recibió con alegría y, habiendo llamado a su mujer Edna, les dijo: He aquí, estos son los que han venido de la tierra de Israel.
Tobías 7:1
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