Este versículo enfatiza la soberanía y la intencionalidad de Dios en la creación. Sugiere que nada existe fuera de la voluntad de Dios y que todo es preservado por Su mandato. Esto refleja la creencia de que Dios no solo es el creador, sino también el sustentador de todas las cosas. El universo y todo lo que hay en él son un testimonio del poder y amor duraderos de Dios. Esta comprensión puede ser profundamente reconfortante, ya que nos asegura que Dios tiene el control y que nada sucede sin Su conocimiento o permiso. Invita a los creyentes a confiar en la sabiduría y el plan de Dios, incluso cuando las circunstancias parecen desafiantes o confusas. Al reconocer el papel de Dios como sustentador, se nos recuerda nuestra dependencia de Él y la importancia de alinear nuestras vidas con Su voluntad. Esta perspectiva fomenta un sentido de paz y confianza, sabiendo que somos parte de un propósito divino más grande guiado por un Creador amoroso y todopoderoso.
Porque no hay cosa que se esconda, que no haya de ser manifestada; ni cosa que se oculte, que no haya de ser conocida y de salir a la luz.
Sabiduría 11:25
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