La imagen de la oscuridad en este pasaje sirve como una poderosa metáfora para momentos de confusión, miedo e incertidumbre. Cuando el camino está oscurecido y la visibilidad es limitada, puede ser un desafío encontrar dirección o esperanza. Este versículo habla de la experiencia humana universal de enfrentar momentos en los que la claridad se pierde y el camino hacia adelante parece imposible de discernir. Sin embargo, también sugiere una verdad más profunda: en tales momentos, a menudo nos unimos en nuestra vulnerabilidad compartida y necesidad de guía. Esta experiencia colectiva puede fomentar un sentido de unidad y propósito compartido, ya que todos buscamos una salida de la oscuridad. El pasaje nos invita a confiar en que, incluso cuando el camino está oculto, hay una luz mayor que puede guiarnos a través. Nos anima a confiar en la fe y el apoyo de nuestra comunidad para encontrar nuestro camino, recordándonos que la oscuridad no es el final, sino una parte del viaje hacia la luz y la comprensión.
Porque el temor de los demonios es un temor vano; y no hay temor en el que está en el amor perfecto.
Sabiduría 17:6
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