La justicia se describe como una fuerza que nutre las virtudes esenciales para una vida equilibrada. El pasaje identifica cuatro virtudes fundamentales: el autocontrol, la prudencia, la justicia y el valor. El autocontrol implica gestionar los deseos y los impulsos, lo que conduce a una vida disciplinada. La prudencia es la capacidad de tomar decisiones sabias, considerando los efectos a largo plazo de las acciones. La justicia implica equidad e integridad en el trato con los demás, asegurando que todos sean tratados con respeto e igualdad. El valor es la fortaleza para enfrentar dificultades y desafíos con confianza y resiliencia.
Estas virtudes se presentan como invaluables, superando cualquier riqueza o éxito material. Proporcionan una base para el crecimiento personal y la armonía social. Al abrazar estas virtudes, las personas pueden llevar vidas que no solo son exitosas, sino también significativas e impactantes. El pasaje fomenta un enfoque en el desarrollo de estas cualidades, sugiriendo que conducen a la verdadera realización y prosperidad en la vida.