El versículo destaca la distribución de ciudades a los descendientes de Aarón, que pertenecían a los clanes coatitas. Estas ciudades, Gabaón, Geba, Alemet y Anatot, fueron asignadas de la tribu de Benjamín. Los coatitas eran una de las familias dentro de la tribu de Leví, apartados para deberes religiosos específicos, incluyendo el cuidado del santuario y los servicios del templo. A diferencia de otras tribus, los levitas no recibieron una gran herencia territorial, sino que se les otorgaron ciudades y tierras de pastoreo en diversas tribus. Este arreglo aseguraba que los levitas, responsables del bienestar espiritual de los israelitas, tuvieran los recursos necesarios para vivir y cumplir con sus deberes. La asignación de estas ciudades subraya la responsabilidad comunal de apoyar a aquellos dedicados al servicio espiritual, reflejando un principio más amplio de proveer para quienes sirven en capacidades religiosas. Este sistema permitía a los levitas concentrarse en sus sagradas responsabilidades sin la carga del trabajo agrícola, asegurando la continuidad de la adoración y la instrucción religiosa entre el pueblo.
Y los campos de la ciudad, y sus aldeas, fueron dados a los hijos de los sacerdotes.
1 Crónicas 6:60
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