David, al final de su vida, se dirige a su hijo Salomón, preparándolo para las responsabilidades de la realeza. Reconoce la inevitabilidad de la muerte, un viaje que todos deben emprender, y utiliza este momento para impartir consejos cruciales. "Esforzaos y sed hombres" es un llamado a abrazar la madurez y la responsabilidad. En el contexto de la antigua Israel, esto significaba liderar con sabiduría, justicia y fidelidad a los mandamientos de Dios. Las palabras de David enfatizan la importancia de la fortaleza interior y el carácter, cualidades necesarias para un liderazgo efectivo. Este consejo trasciende el tiempo, animando a todos los creyentes a enfrentar sus deberes y desafíos con valentía e integridad. Sirve como un recordatorio de que la verdadera fuerza radica en la firmeza y la fe, guiándonos a vivir con propósito y honor, sin importar nuestros roles en la vida. El consejo de David a Salomón es un llamado universal a asumir nuestras responsabilidades con dignidad y a confiar en la guía de Dios mientras navegamos por las complejidades de la vida.
Yo voy por el camino de todos en la tierra; esforzaos, y sed hombres; y guardad los preceptos de Jehová vuestro Dios, andando en sus caminos, y guardando sus estatutos, y sus mandamientos, y sus testimonios, y sus leyes, conforme a lo que está escrito en la ley de Moisés; para que prosperéis en todo lo que hicierais, y en todo lo que emprendiéreis.
1 Reyes 2:2
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