Tras la muerte del rey, Lysias, un líder influyente y guardián, se hace cargo de asegurar el futuro del Imperio Seléucida al nombrar a Antioquio, el hijo del rey, como nuevo monarca. Esta acción subraya la importancia de una transición de poder fluida para evitar el caos y mantener la estabilidad. El papel de Lysias como mentor y protector de Antioquio revela su dedicación a la educación y el futuro reinado del joven rey. Al nombrarlo Eupátor, que significa 'hijo de un padre noble', se simboliza la continuación de la línea real y la esperanza de un reinado próspero. Este pasaje ilustra la importancia del liderazgo, la mentoría y las medidas estratégicas tomadas para asegurar una sucesión sin problemas en tiempos de incertidumbre política. También refleja los temas de lealtad y las responsabilidades de quienes están en el poder para guiar y apoyar a la próxima generación de líderes.
La historia de Lysias y Antioquio sirve como un recordatorio del delicado equilibrio necesario en la gobernanza y el impacto del consejo sabio y la preparación en la formación del futuro de una nación.