En el contexto de las prácticas judías antiguas, un cordero sin mancha era el estándar para las ofrendas sacrificiales. Este requisito simbolizaba pureza y la eliminación del pecado. Al referirse a Cristo como un cordero sin mancha, el versículo subraya Su ausencia de pecado y Su papel como el sacrificio perfecto por los pecados de la humanidad. El término 'sangre preciosa' no solo significa el inmenso valor del sacrificio de Cristo, sino también su efectividad para redimir a los creyentes del pecado. Esta imagen se conecta profundamente con el cordero de la Pascua, que fue sacrificado para proteger a los israelitas de la muerte en Egipto. Así como la sangre del cordero pascual trajo liberación, la sangre de Cristo trae liberación espiritual y vida eterna a quienes creen. Este versículo sirve como un poderoso recordatorio del amor y la gracia que se extienden a la humanidad a través del sacrificio de Jesús, animando a los creyentes a vivir en gratitud y fidelidad, sabiendo que han sido redimidos por un acto de amor tan profundo.
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1 Pedro 1:19
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