Jonatán, hijo del rey Saúl, ofrece a David palabras de consuelo y seguridad en medio de la turbulencia de ser perseguido por Saúl. A pesar de ser el heredero al trono, Jonatán reconoce la unción de Dios sobre David y se somete voluntariamente al plan divino. Le asegura a David que no debe temer, afirmando que los intentos de Saúl por hacerle daño no tendrán éxito. La declaración de Jonatán de que David será rey refleja su profunda fe y comprensión de la soberanía de Dios. Incluso expresa su disposición a servir como segundo de David, mostrando humildad y desinterés. Este encuentro subraya el profundo vínculo de amistad entre Jonatán y David, basado en el respeto mutuo y la confianza en las promesas de Dios. También resalta el tema de la providencia divina, donde los planes de Dios prevalecen a pesar de la oposición humana. Las acciones de Jonatán nos recuerdan el poder de la verdadera amistad y la importancia de alinear nuestras vidas con los propósitos de Dios, incluso cuando eso requiere sacrificios personales. Este pasaje anima a los creyentes a confiar en el tiempo de Dios y a apoyarse mutuamente en el cumplimiento de Su voluntad.
Y le dijo: No temas, porque la mano de Saúl mi padre no te hallará; y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun mi padre Saúl lo sabe.
1 Samuel 23:17
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