En el sexto capítulo de 2 Corintios, Pablo hace un llamado a los creyentes a no recibir en vano la gracia de Dios. Este exhorto es un recordatorio de la importancia de vivir de acuerdo con la fe que profesan. Pablo comparte su propio testimonio de sufrimiento y perseverancia en el ministerio, destacando cómo, a pesar de las dificultades, ha mantenido su integridad y compromiso con el evangelio. Este capítulo también aborda la necesidad de vivir en pureza y santidad, separándose de toda forma de impureza y buscando la reconciliación con Dios y con los demás. Pablo enfatiza que somos el templo del Dios viviente, lo que implica una responsabilidad de vivir de manera que honre a Dios. La relación entre el creyente y Dios es fundamental, y Pablo invita a los corintios a abrir sus corazones y a experimentar la plenitud de la gracia divina en sus vidas.
2 Corintios capítulo 6
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