El profeta Natán confronta al rey David con una parábola sobre un hombre rico que, teniendo muchas ovejas, toma la única corderita de un hombre pobre para preparar una comida para un viajero. Esta historia es una metáfora de las acciones de David, quien tomó a Betsabé, la esposa de Urías, y orquestó la muerte de Urías. La exigencia de que el hombre rico pague cuatro veces más se basa en la Ley Mosaica, que requería restitución por robo o agravio. Este principio subraya la necesidad de responsabilidad y justicia en las relaciones humanas.
La parábola de Natán es una herramienta poderosa para revelar la falta de compasión de David y su abuso de poder. Al exigir una restitución cuádruple, Natán enfatiza la gravedad de la ofensa y la necesidad de un arrepentimiento genuino. Este versículo enseña que la verdadera justicia no solo implica reconocer el agravio, sino también hacer las paces. Invita a los creyentes a reflexionar sobre sus propias acciones y a buscar el perdón y la reconciliación cuando han hecho daño a otros, promoviendo una vida de integridad y empatía.