La participación de Dios en la historia de Israel es un testimonio de su fidelidad y poder. Él eligió a los antepasados de los israelitas, demostrando su voluntad soberana y propósito. A pesar de su tiempo en Egipto, un lugar de eventual esclavitud, Dios garantizó su prosperidad. Esta prosperidad no solo fue material, sino también espiritual, preparándolos para el viaje que tenían por delante. Con mano poderosa, Dios los sacó de Egipto, mostrando su poder y compromiso con sus promesas. Este acto de liberación es una historia fundamental para los israelitas, simbolizando esperanza y libertad. Para los cristianos de hoy, sirve como un recordatorio de la inquebrantable fidelidad de Dios y su capacidad para guiarnos a través de tiempos difíciles. Nos anima a confiar en el plan de Dios, sabiendo que es capaz de convertir situaciones difíciles en oportunidades de crecimiento y liberación. Este versículo invita a reflexionar sobre cómo Dios continúa trabajando en nuestras vidas, guiándonos con el mismo poder y amor que mostró en el pasado.
El Dios de este pueblo de Israel eligió a nuestros padres, y ensalzó al pueblo, cuando habitaba como extranjero en la tierra de Egipto; y con brazo poderoso los sacó de allí.
Hechos 13:17
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