Esteban, un devoto seguidor de Jesús, fue llevado ante el Sanedrín, el consejo judío, por predicar sobre Jesús. Su discurso, lleno de sabiduría y convicción, enfureció al consejo, lo que llevó a su ejecución por apedreamiento. Mientras la multitud arrastraba a Esteban fuera de la ciudad para apedrearlo, colocaron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo. Este acto significa la aprobación y participación de Saulo en la persecución. Saulo, quien más tarde se convierte en el apóstol Pablo, es una figura clave en el cristianismo, conocido por sus viajes misioneros y epístolas. Este momento es significativo ya que marca el inicio del viaje de Saulo de perseguidor a uno de los apóstoles más influyentes. El martirio de Esteban es un poderoso ejemplo de fe firme y coraje ante la adversidad. También destaca el poder transformador de la gracia de Dios, ya que la posterior conversión de Saulo demuestra el potencial de redención y cambio. Este pasaje anima a los creyentes a permanecer fieles y esperanzados, incluso en medio de pruebas, confiando en la capacidad de Dios para provocar cambios profundos.
Y echándole fuera de la ciudad, le apedreaban; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
Hechos 7:58
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