El libro de Daniel comienza con una narrativa cautivadora sobre la vida de un joven hebreo en la corte de Babilonia. Tras la conquista de Jerusalén, Daniel y sus amigos, Sadrach, Mesach y Abed-nego, son llevados a la capital babilónica para ser entrenados en la sabiduría y cultura del rey Nabucodonosor. Sin embargo, estos jóvenes valientes deciden no contaminarse con la comida y el vino del rey, que podrían comprometer su identidad y fe. En lugar de ello, solicitan una dieta de verduras y agua. Dios honra su decisión, otorgándoles salud y sabiduría superiores a la de todos los demás jóvenes. Este primer capítulo establece el tono del libro, resaltando temas de fidelidad, integridad y la soberanía de Dios sobre las naciones. La valentía de Daniel y sus amigos no solo les permite mantenerse fieles a sus convicciones, sino que también les abre puertas en un entorno hostil, demostrando que la fidelidad a Dios trae recompensas.
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