En este versículo, se recuerda a los israelitas un evento significativo en su historia donde Dios actuó de manera decisiva contra la idolatría. En Baal Peor, algunos israelitas fueron desviados para adorar a un dios extranjero, lo que violaba directamente su pacto con el Señor. Este acto de idolatría tuvo graves consecuencias, ya que Dios destruyó a aquellos que se apartaron de Él. El evento sirve como una poderosa lección sobre los peligros de abandonar la fe y la importancia de permanecer leales a Dios.
El versículo subraya el tema de la justicia divina y la seriedad con la que Dios considera la idolatría. También es un llamado a los israelitas para recordar su relación única con Dios y las responsabilidades que conlleva. Al recordar este evento, el pueblo es alentado a reflexionar sobre su propia fidelidad y la necesidad de adherirse a los mandamientos de Dios. Es un recordatorio de que las leyes de Dios están destinadas a guiar y proteger a su pueblo, y que la obediencia conduce a bendiciones y seguridad.