En este versículo, Dios instruye a Moisés a compartir la historia de las plagas y la liberación de Egipto con las futuras generaciones. Este mandato subraya la importancia de recordar y relatar los actos poderosos de Dios. Al contar estas historias, los israelitas no solo preservarían su historia, sino que también infundirían un sentido de identidad y fe en sus descendientes. Las plagas no fueron solo actos de juicio, sino también señales del poder y soberanía de Dios, destinadas a demostrar Su autoridad tanto a los egipcios como a los israelitas.
La narración se convierte en una herramienta vital para enseñar y reforzar la fe de la comunidad. Asegura que las lecciones aprendidas y las experiencias de la liberación de Dios se transmitan, ayudando a cada generación a comprender su lugar en el plan de Dios. Este versículo anima a los creyentes a reflexionar sobre sus propias experiencias de intervención divina y a compartir estas historias, fomentando un legado continuo de fe y confianza en las promesas de Dios.