Moisés y Aarón se presentan ante el faraón con una solicitud que es tanto simple como profunda: permitir que los israelitas realicen un viaje al desierto durante tres días para adorar a Dios. Esta petición no es solo un ruego por libertad religiosa, sino un mandato directo de Dios, lo que enfatiza Su autoridad y la importancia de la adoración. La mención de plagas o la espada actúa como una advertencia clara sobre las consecuencias de ignorar los mandatos divinos, subrayando la seriedad de su misión. Esta narrativa pone de relieve la tensión entre los poderes terrenales y los mandatos divinos, ilustrando el valor necesario para mantenerse firme en la fe. Para los creyentes, este pasaje sirve como un recordatorio de la importancia de priorizar las obligaciones espirituales y los posibles desafíos que pueden surgir al hacerlo. También refleja el tema más amplio de la liberación y el camino hacia la libertad espiritual, alentando un compromiso firme con la voluntad de Dios, incluso frente a la adversidad.
Y dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, déjanos ir, te rogamos, tres días de camino en el desierto, y ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios; no sea que venga sobre nosotros con pestilencia o con espada.
Éxodo 5:3
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