En este versículo, Dios se comunica a través del profeta Ezequiel para asegurar al pueblo que sus palabras no son vacías ni tardan en cumplirse. El contexto implica un periodo en el que los israelitas eran escépticos sobre el cumplimiento de las profecías de Dios, posiblemente debido a una prolongada espera. Dios enfatiza que sus declaraciones se materializarán, subrayando su soberanía y la certeza de sus planes. Esta seguridad sirve como un recordatorio de que el tiempo de Dios no siempre se alinea con las expectativas humanas, pero siempre es perfecto. Los creyentes son alentados a confiar en las promesas de Dios, sabiendo que Él es fiel y sus palabras son confiables. Este mensaje es especialmente reconfortante en tiempos de incertidumbre, ya que nos asegura que los planes de Dios se están desarrollando como se pretende, incluso cuando no podemos ver los resultados inmediatos. Llama a la paciencia y la fe, reforzando la idea de que la palabra de Dios es una base firme sobre la cual podemos construir nuestras vidas. El cumplimiento de sus promesas es un testimonio de su poder y fidelidad, animando a los creyentes a permanecer firmes en su fe.
Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: No tardará más mi palabra; la palabra que hablé se cumplirá, dice Jehová el Señor.
Ezequiel 12:28
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