En esta parte de la visión de Ezequiel, Dios le muestra la magnitud de la idolatría y la corrupción dentro del templo, un lugar que debería ser sagrado y dedicado a Él. Al dirigirse a Ezequiel como 'hijo de hombre', Dios subraya el papel del profeta como testigo humano de las revelaciones divinas. La frase 'abominaciones mayores' sugiere que lo que Ezequiel ha visto hasta ahora es solo una parte de la mayor decadencia espiritual entre el pueblo de Israel. Esta visión actúa como una poderosa advertencia sobre los peligros de alejarse de Dios y abrazar la idolatría. Invita a los creyentes a examinar sus propias vidas y comunidades en busca de prácticas que puedan alejarlos de su fe. El pasaje fomenta la vigilancia y el compromiso con la pureza espiritual, recordándonos que Dios ve todo y desea una verdadera adoración de su pueblo. Es un llamado al arrepentimiento y al regreso a una devoción sincera, enfatizando la necesidad de integridad espiritual y el rechazo de todo lo que comprometa la relación con Dios.
Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Volverás aún a ver abominaciones mayores que éstas.
Ezequiel 8:15
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