En esta parte de la historia, Abraham está hablando con Abimelec, un rey que había tomado a Sara en su hogar bajo la creencia de que ella era simplemente la hermana de Abraham. Abraham aclara que Sara es, de hecho, su media hermana, compartiendo el mismo padre pero no la misma madre, y también su esposa. Esta revelación es significativa ya que arroja luz sobre las costumbres y estructuras familiares de tiempos antiguos, donde tales matrimonios no eran infrecuentes. La narrativa también explora temas de verdad y engaño. La omisión inicial de Abraham sobre la identidad completa de Sara fue una decisión estratégica motivada por el miedo a por su vida, ilustrando las complejidades morales y las debilidades humanas incluso en aquellos elegidos por Dios. Este pasaje invita a reflexionar sobre la naturaleza de la verdad y los desafíos éticos que enfrentan los individuos, animando a los lectores a considerar la importancia de la honestidad y la integridad en sus propias vidas. La historia también sirve como un recordatorio de la protección e intervención de Dios, ya que Él finalmente previene cualquier daño contra Sara.
Y además, ella es verdaderamente mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer.
Génesis 20:12
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