El nacimiento de Moisés se produjo en un momento peligroso para los israelitas en Egipto, ya que el faraón había ordenado la muerte de todos los infantes hebreos. A pesar de esto, la familia de Moisés vio algo extraordinario en él y asumió grandes riesgos para protegerlo. Este acto de fe y valentía de su familia subraya la creencia en la providencia de Dios y la importancia de reconocer el propósito divino incluso frente a la adversidad. La vida temprana de Moisés es un testimonio de que Dios puede utilizar circunstancias aparentemente ordinarias para preparar a las personas para propósitos extraordinarios. Su historia es un poderoso recordatorio de que Dios está presente en nuestras vidas desde el principio, orquestando eventos para un bien mayor. Este versículo anima a los creyentes a confiar en el plan de Dios, incluso cuando no es inmediatamente evidente, y a tener fe en que Él está trabajando a través de ellos para cumplir Sus propósitos. También resalta el papel de la familia y la comunidad en nutrir y proteger a aquellos que están llamados a servir de maneras significativas.
En aquel tiempo nació Moisés, y fue hermoso a los ojos de Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre.
Hechos 7:20
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