El capítulo veintiocho de Génesis narra la huida de Jacob hacia Harán, temiendo la ira de su hermano Esaú tras haberle robado la bendición. En su viaje, Jacob se detiene en un lugar llamado Betel, donde tiene un sueño extraordinario: una escalera que conecta el cielo y la tierra, con ángeles que suben y bajan. En este sueño, Dios se le aparece y renueva las promesas hechas a Abraham e Isaac, asegurándole que su descendencia será numerosa y que la tierra será suya. Este encuentro transforma a Jacob, quien reconoce la presencia de Dios en su vida. Este capítulo es fundamental para entender el desarrollo del linaje de Jacob y la relación personal que Dios establece con él, marcando el comienzo de su viaje espiritual.
Génesis capítulo 28
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