Los propósitos de Dios son vastos y sus obras, poderosas, reflejando su suprema sabiduría y poder. Él no es un observador distante, sino que está activamente involucrado en el mundo, cuidando de toda la humanidad. Sus ojos están abiertos a las acciones de cada persona y comprende los caminos que elegimos. Esta conciencia no es solo pasiva; está acompañada de su justicia. Dios recompensa a cada uno según su conducta y acciones, asegurando que se haga justicia. Este versículo resalta el equilibrio entre la omnisciencia de Dios y su equidad, recordándonos que nuestras acciones tienen consecuencias. Nos anima a vivir con integridad, sabiendo que Dios ve y valora la rectitud. Además, ofrece consuelo al asegurar que Dios tiene el control, guiando sus grandiosos propósitos hacia su cumplimiento, y que, en última instancia, traerá justicia a todos. Esta comprensión puede inspirar confianza en el plan de Dios y motivar una vida alineada con su voluntad.
Grande en consejo y mighty en obra; porque tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno conforme a sus caminos y conforme al fruto de sus obras.
Jeremías 32:19
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