En Jeremías 35:19, Dios hace una promesa a los recabitas, una familia que demostró una notable fidelidad y obediencia a los mandatos de su antepasado, Jonadab. A pesar de vivir en un tiempo de desobediencia generalizada e idolatría, los recabitas se mantuvieron fieles a sus compromisos, absteniéndose de vino y llevando un estilo de vida nómada, tal como les instruyó Jonadab. Dios reconoce su lealtad y les promete una presencia perpetua ante Él. Este versículo subraya el valor de la firmeza y la obediencia a los ojos de Dios. Ilustra que Dios nota y recompensa a aquellos que permanecen fieles a Sus mandatos, incluso cuando esto va en contra de las normas sociales. Los recabitas sirven como un poderoso ejemplo de cómo vivir una vida de integridad y devoción puede llevar a bendiciones duraderas y a un legado de fidelidad. Para los creyentes de hoy, este pasaje anima a mantener el compromiso con las enseñanzas de Dios y confiar en Sus promesas, sabiendo que Él honra a quienes viven conforme a Su voluntad. La historia de los recabitas es un recordatorio de que la fidelidad a Dios nunca es en vano y siempre es reconocida por Él.
Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No faltará a Jonadab hijo de Recab, varón que esté delante de mí, ningún varón que no sea cortado de delante de mí todos los días.
Jeremías 35:19
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