Este versículo captura un momento de humildad y asombro ante el inmenso poder y sabiduría de Dios. Las preguntas retóricas enfatizan la seriedad y el peligro potencial de presumir hablar directamente con Dios sin la debida reverencia. Sugiere que acercarse a Dios no es algo que se deba tomar a la ligera, ya que implica reconocer nuestras propias limitaciones y la vastedad de la comprensión divina. La imagen de ser 'tragado' subraya la naturaleza abrumadora de la presencia de Dios y la necesidad de humildad. Este pasaje invita a los creyentes a reflexionar sobre su relación con Dios, recordándoles la importancia de acercarse a lo divino con respeto y un sentido de su propia pequeñez en comparación con la grandeza de Dios. Invita a una contemplación más profunda sobre la naturaleza de la interacción divina-humana y la actitud apropiada que se debe mantener al buscar comunicarse con el Creador.
¿Le dirá alguno a Dios: No te temo? ¿No temeré yo a la grandeza de su voz?
Job 37:20
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