En este momento, Jesús toma la decisión deliberada de alejarse del ojo público en Judea. Esta elección llega tras un periodo de intensa actividad y creciente tensión con los líderes religiosos. Al retirarse a Efraín, un pueblo cercano al desierto, Jesús encuentra un lugar de relativa seguridad y aislamiento. Este movimiento no es por miedo, sino por sabiduría estratégica, permitiéndole continuar enseñando y preparando a sus discípulos sin la amenaza inmediata de oposición.
Este periodo de retirada subraya la importancia del tiempo y el discernimiento en el cumplimiento de una misión. Sirve como recordatorio de que hay momentos en los que dar un paso atrás es necesario para preservar la integridad de un propósito. Jesús utiliza este tiempo para fortalecer a sus discípulos, asegurándose de que estén listos para los desafíos que se avecinan. Para nosotros, resalta el valor de buscar momentos de reflexión tranquila y preparación, especialmente cuando enfrentamos desafíos o transiciones significativas. Nos anima a confiar en el tiempo de Dios y a encontrar fortaleza en momentos de retiro y renovación.