Después de una noche de pesca sin éxito, los discípulos se encuentran con el Jesús resucitado en la orilla. Él les instruye a lanzar la red al lado derecho del barco, lo que resulta en una captura milagrosa. Cuando traen los peces a la orilla, Jesús les invita a contribuir a la comida trayendo algunos de los peces que han pescado. Esta invitación es significativa, ya que subraya la asociación entre Jesús y sus seguidores. Muestra que, aunque Jesús provee abundantemente, también valora e incorpora los esfuerzos de sus discípulos.
Este momento es un hermoso recordatorio de la naturaleza colaborativa de nuestra relación con Dios. No somos receptores pasivos, sino participantes activos en la misión divina. Jesús reconoce el arduo trabajo de los discípulos y les invita a compartir en la comida, simbolizando la alegría y la satisfacción que se encuentran al trabajar junto a Él. Esta escena anima a los creyentes a reconocer su papel en el plan de Dios y a ofrecer sus dones y recursos al servicio de los demás, confiando en que Dios multiplicará sus esfuerzos.