La mención de Juana, Susana y otras mujeres en el ministerio de Jesús resalta la naturaleza inclusiva de Su misión. Juana, esposa de Chuza, quien administraba la casa de Herodes, y Susana, junto con muchas otras, proporcionaron apoyo financiero a Jesús y a sus discípulos. Este apoyo fue crucial, ya que permitió a Jesús viajar y predicar sin la carga de preocupaciones financieras. Estas mujeres, algunas de las cuales ocupaban posiciones de influencia, eligieron utilizar sus recursos para promover la obra de Jesús, demostrando su profunda fe y compromiso.
Su participación es un testimonio de los diversos roles que los individuos pueden desempeñar en la misión de la Iglesia. Desafía los roles de género tradicionales y enfatiza que todos tienen contribuciones valiosas que hacer. Este pasaje anima a los creyentes a reconocer y apreciar los variados dones y recursos dentro de la comunidad, fomentando un espíritu de unidad y cooperación. Sirve como un recordatorio de que el trabajo de difundir el Evangelio es un esfuerzo colectivo, que requiere el apoyo y la dedicación de todos los creyentes.