El encuentro de Jesús con la mujer sorprendida en adulterio, narrado en Juan 8, es un poderoso testimonio de la gracia y la misericordia de Dios. Los fariseos traen a la mujer ante Jesús, buscando atraparlo en una trampa legal. Sin embargo, Jesús responde con sabiduría, desafiando a aquellos sin pecado a lanzar la primera piedra. Este acto de compasión no solo salva a la mujer de la condena, sino que también revela la naturaleza del pecado y la necesidad de arrepentimiento. Jesús le dice: "Yo tampoco te condeno; vete y no peques más". Este capítulo invita a los lectores a reflexionar sobre su propia vida, la importancia del perdón y la luz que Cristo trae al mundo, iluminando las tinieblas del pecado.
Juan capítulo 8
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