En este pasaje, Dios subraya la importancia de seguir sus estatutos y ordenanzas, destacando un estándar de conducta moral que se espera de todos en la comunidad. Esto incluye tanto a los israelitas nativos como a los extranjeros que residen entre ellos, ilustrando la naturaleza inclusiva de las expectativas divinas. Al instruir a todos los miembros de la comunidad a evitar prácticas abominables, Dios busca establecer una sociedad que mantenga sus valores y refleje su santidad. Este llamado a la obediencia no se trata solo de seguir reglas, sino de cultivar una comunidad que encarne la rectitud y la justicia. La inclusión de los extranjeros en este mandato muestra el deseo de Dios de que todas las personas vivan según sus estándares, promoviendo la unidad y la igualdad. A través de la adherencia a estas leyes, la comunidad se protege contra comportamientos que podrían llevar a la decadencia moral, asegurando que siga siendo un lugar donde la presencia y las bendiciones de Dios puedan habitar. Este versículo sirve como un recordatorio de la responsabilidad colectiva de mantener las leyes de Dios, fomentando una comunidad armoniosa y santa.
Mas vosotros guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, y no haréis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que habita entre vosotros.
Levítico 18:26
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