En este momento, Jesús es invitado por un fariseo a cenar con él, lo cual acepta. Esto es significativo porque los fariseos a menudo eran críticos de Jesús y sus enseñanzas. Al aceptar la invitación, Jesús demuestra su apertura para relacionarse con aquellos que podrían ser vistos como adversarios o críticos. Reclinarse a la mesa era una postura habitual para cenar en esa cultura, lo que indica un ambiente relajado e íntimo. La disposición de Jesús para cenar con un fariseo subraya su misión de acercarse a todas las personas, sin importar sus creencias o estatus social. Refleja su deseo de cerrar brechas y fomentar la comprensión a través de la interacción personal y el diálogo. Este acto de compartir una comida es un poderoso símbolo de convivencia y aceptación, mostrando que Jesús valora las relaciones y ve potencial de transformación en cada encuentro. Nos anima a estar abiertos a relacionarnos con otros, incluso con aquellos que pueden tener puntos de vista diferentes, y a reconocer la importancia de la hospitalidad y la comunidad en nuestro camino espiritual.
Y hablando él, un fariseo le rogó que comiese con él. Y entrando, se sentó a la mesa.
Lucas 11:37
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