La visita de María y José al templo para ofrecer un sacrificio es un momento significativo en la vida temprana de Jesús. Según las costumbres judías, después del nacimiento de un niño, se requería una ofrenda de purificación. La ley permitía ofrecer un par de tórtolas o dos palominos como sacrificio para aquellos que no podían permitirse una ofrenda más costosa, como un cordero. Esta disposición muestra la compasión e inclusividad de Dios, asegurando que todos, independientemente de su situación financiera, pudieran participar en los ritos religiosos. Este acto de obediencia de María y José demuestra su compromiso de seguir la ley de Dios y establece un ejemplo de humildad y devoción. La elección de una ofrenda modesta también refleja las circunstancias humildes de la familia terrenal de Jesús, enfatizando que la presencia y la bendición de Dios no dependen de la riqueza o el estatus. Esta historia nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas, animándonos a vivir con humildad y fidelidad, confiando en que Dios valora nuestra sincera devoción por encima de las ofrendas materiales.
y para ofrecer, conforme a lo que está dicho en la ley del Señor, un par de tórtolas, o dos palominos.
Lucas 2:24
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