En este momento, Jesús ha realizado un acto milagroso al resucitar al hijo de una viuda. La multitud que presencia este milagro se siente abrumada por el asombro y la reverencia, reconociendo la naturaleza divina de lo que han visto. Declaran a Jesús como un gran profeta, un título que reconoce su autoridad y conexión con Dios. Esta declaración es significativa porque refleja la comprensión del pueblo de que Dios está trabajando activamente a través de Jesús para brindar ayuda y esperanza a su gente.
La frase "Dios ha venido a ayudar a su pueblo" subraya la creencia de que Dios no está distante, sino que está íntimamente involucrado en las vidas de su pueblo, ofreciendo guía, apoyo e intervenciones milagrosas. Este evento sirve como un poderoso testimonio de la compasión y el poder de Dios, recordando a los creyentes que Dios es capaz de traer vida y restauración incluso en las circunstancias más desesperadas. Fomenta la fe y la confianza en la presencia de Dios y su capacidad para transformar vidas, ofreciendo esperanza y consuelo a todos los que creen.