La encarcelación de Juan el Bautista es un momento decisivo en la narrativa del evangelio, ya que marca el inicio del ministerio público de Jesús. Su regreso a Galilea para proclamar el evangelio resalta la continuidad del plan salvador de Dios, a pesar de la ausencia de Juan. El 'evangelio' que Jesús trae es el mensaje del reino de Dios, un espacio de justicia, paz y amor divino accesible para todos los que creen. El ministerio de Jesús no se limita a palabras; se manifiesta en acciones y transformaciones, sanando a los enfermos, perdonando pecados y desafiando las normas sociales. Esta proclamación invita a las personas a arrepentirse, lo que significa alejarse de sus viejas costumbres y abrazar una nueva vida alineada con la voluntad de Dios. El mensaje de Jesús es inclusivo, ofreciendo esperanza y redención a todos, sin importar su pasado. Su recorrido por Galilea establece el escenario para el desarrollo de su misión, que finalmente culmina en la cruz y la resurrección, la máxima demostración del amor y poder de Dios.
Así, el inicio del ministerio de Jesús no solo es un llamado a la conversión, sino una invitación a experimentar una vida transformada en el amor de Dios, donde cada individuo puede encontrar un propósito y una nueva identidad en su reino.