Mientras caminaba junto al mar de Galilea, Jesús ve a Simón y Andrés, dos hermanos que son pescadores de profesión. Este encuentro es significativo, ya que marca el comienzo del llamado de Jesús a sus primeros discípulos. El mar de Galilea era un centro de actividad, y la pesca era una ocupación común, simbolizando la vida cotidiana de muchas personas. Jesús se acerca a ellos en su entorno ordinario, enfatizando que su llamado puede venir en cualquier momento y lugar, y a cualquier persona, sin importar su estatus social o económico.
La profesión de Simón y Andrés como pescadores es simbólica del trabajo que Jesús les está llamando a hacer: convertirse en 'pescadores de hombres'. Esta metáfora sugiere que, así como ellos reúnen peces, ahora reunirán personas en la comunidad de creyentes. Este pasaje nos anima a estar abiertos al llamado de Jesús en nuestras propias vidas, reconociendo que a menudo elige a personas ordinarias para hacer cosas extraordinarias. Nos recuerda el poder transformador de la invitación de Jesús a seguirle, que puede convertir nuestras rutinas diarias en una misión de mayor propósito.