En este pasaje, Jesús interactúa con un padre cuyo hijo está poseído por un espíritu maligno. Al preguntar cuánto tiempo ha estado sufriendo el niño, Jesús muestra su profunda compasión y preocupación por la situación de la familia. Esta pregunta no es solo informativa; es una demostración de empatía, ilustrando que Jesús no solo está interesado en sanar, sino también en comprender el dolor y la historia detrás del sufrimiento. Este enfoque nos anima a ser oyentes compasivos y a buscar entender las luchas de quienes nos rodean antes de actuar. La indagación de Jesús también prepara el camino para el milagro de sanación, enfatizando que Él es consciente de los detalles de nuestras vidas y está dispuesto a intervenir. Este momento refleja el tema más amplio del ministerio de Jesús, donde constantemente muestra cuidado por las historias y circunstancias individuales, recordándonos que ninguna lucha es demasiado pequeña o prolongada para su atención y poder sanador.
La respuesta del padre, "Desde niño", resalta la naturaleza duradera de la aflicción del niño, subrayando la desesperación y la esperanza que el padre deposita en Jesús. Sirve como un recordatorio de que, sin importar cuánto tiempo hayamos estado cargando nuestras luchas, Jesús siempre está listo para escuchar y ayudar.