La transfiguración es un evento crucial donde Jesús revela su naturaleza divina a sus discípulos más cercanos, Pedro, Santiago y Juan. Elías y Moisés, dos figuras prominentes del Antiguo Testamento, aparecen junto a Jesús. Elías representa a los profetas, mientras que Moisés simboliza la ley. Su presencia significa el cumplimiento tanto de la ley como de los profetas en Jesucristo, afirmando su papel como el Mesías. Este encuentro enfatiza la continuidad del plan redentor de Dios desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento. También resalta la autoridad de Jesús y su misión divina, asegurando a los discípulos sobre su identidad y la verdad de sus enseñanzas.
La transfiguración sirve como un poderoso recordatorio de la gloria y majestad divina de Cristo, ofreciendo un vistazo de su reino celestial. Fortalece la fe de los discípulos, preparándolos para los desafíos que se avecinan, incluida la crucifixión y resurrección de Jesús. Para los creyentes de hoy, este evento es una fuente de aliento, afirmando que Jesús es el cumplimiento de las promesas de Dios y la revelación última del amor y la salvación de Dios. Invita a los cristianos a confiar en la autoridad de Jesús y a abrazar el poder transformador de su presencia en sus vidas.