Los israelitas, bajo el liderazgo de Moisés, están cumpliendo el mandato de Dios de vengarse de los madianitas. Este versículo enumera a los cinco reyes de Madián que fueron asesinados, enfatizando la exhaustividad de la victoria de los israelitas. También se menciona a Balaam, hijo de Beor, quien fue muerto a espada. Balaam es una figura significativa porque anteriormente había sido contratado por Balac, el rey de Moab, para maldecir a los israelitas. Sin embargo, Dios intervino y Balaam terminó bendiciendo a Israel en su lugar. A pesar de esto, más tarde Balaam aconsejó a los madianitas sobre cómo llevar a Israel al pecado, lo que resultó en una plaga entre los israelitas. Su muerte aquí marca el fin de su influencia y sirve como un recordatorio contundente de las consecuencias de desviar al pueblo de Dios.
Este pasaje subraya el tema de la justicia divina y el cumplimiento de las promesas de Dios. También destaca la importancia de ser fiel a Dios y las graves repercusiones del pecado y la rebelión. La narrativa ilustra que, aunque Dios es paciente y misericordioso, hay un tiempo para el juicio y el cumplimiento de sus decretos justos.