Mientras los israelitas estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida, algunas tribus, específicamente los rubenitas y gaditas, pidieron a Moisés permiso para establecerse al este del río Jordán. Moisés aceptó su solicitud bajo una condición: debían unirse a sus compatriotas israelitas en la batalla para conquistar la tierra al oeste del Jordán. Si no cumplían con este compromiso, tendrían que asentarse en Canaán con el resto de las tribus. Este acuerdo subraya la importancia de la unidad y la responsabilidad compartida entre el pueblo de Dios. Nos enseña que, aunque los deseos y necesidades individuales son importantes, no deben eclipsar la misión y el propósito colectivo de la comunidad. Este pasaje sirve como recordatorio de que cumplir las promesas de Dios a menudo requiere cooperación y apoyo mutuo. Anima a los creyentes a trabajar juntos hacia objetivos comunes, asegurando que todos contribuyan al bienestar y éxito de la comunidad. En un sentido más amplio, habla sobre la idea de responsabilidad y la importancia de cumplir con los compromisos hechos a los demás.
30 pero si ellos no pasan armados con vosotros, llevarán su propia culpa.
Números 32:30
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