A medida que los israelitas se preparaban para entrar en la Tierra Prometida, Dios instruyó a Moisés para que designara líderes de cada tribu que supervisaran la división de la tierra. Selumiel, hijo de Zurisadai, fue elegido de la tribu de Simeón. Esta selección subraya la importancia del liderazgo y la representación en la toma de decisiones comunitarias. Cada tribu tenía voz en el proceso, asegurando que la distribución fuera justa y equitativa. Este método de nombrar líderes resalta el valor de la responsabilidad compartida, la cooperación y la confianza dentro de la comunidad. También refleja el cumplimiento de la promesa de Dios a los israelitas, ya que estaban a punto de recibir la tierra que Él había prometido a sus antepasados. La cuidadosa organización y planificación involucradas en este proceso demuestran la importancia de la administración y la rendición de cuentas para lograr objetivos colectivos. Este pasaje anima a los creyentes a valorar y mantener estos principios en sus propias comunidades, fomentando la unidad y la colaboración.
Y de la tribu de los hijos de Simeón, el príncipe de los hijos de Simeón será Selumiel hijo de Zurisadai.
Números 34:20
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